Cuando un estudiante se decide a solicitar el ingreso a una Universidad, se le requerirá que presente una carta (o ensayo) en la que explique cuáles son las razones que lo motivaron a seleccionar ese curso, que cuente cuál es su experiencia anterior –tanto académica como laboral- y además, su situación económica y familiar actual, entre otras cosas. Conozca más sobre la Carta a una Universidad.
El objetivo de la carta es ayudar al evaluador a tener una mejor visión acerca del postulante y cómo se diferencia de los demás solicitantes.
La Carta a una Universidad demostrará además la capacidad de redacción y de organización de ideas del candidato, por lo que la elección de las palabras y el orden que se dé a los temas debe hacerse con sumo cuidado.
Normalmente, la Universidad solicitará que la carta se centre en un determinado tema.
El estudiante deberá desarrollar, por ejemplo, un ensayo sobre eventos o actividades que hayan contribuido a su desarrollo personal y/o académico; sobre sus fortalezas y debilidades en diferentes ámbitos o su capacidad para trabajar en equipo.
Es importante mantener el foco en la solicitud recibida y no “irse por las ramas”.
La carta llegará a un comité de selección que leerá cientos de aplicaciones y quienes no respeten las pautas marcadas serán los primeros en desecharse.
Un error común que cometen quienes escriben este tipo de cartas para ingresar a una Universidad es hacer una enumeración cronológica de los eventos en su vida.
Este tipo de redacción se vuelve aburrido para quien lee la carta, y además deja lo más importante (respecto del objetivo buscado) para el final.
Cuando se intenta ingresar a un posgrado, por ejemplo, lo central es qué carrera siguió el postulante y su experiencia laboral relacionada, pero no su enseñanza primaria o secundaria.
Asimismo, los expertos recomiendan ser positivo en la descripción de eventos y experiencias.
La carta no deberá destacar lo malo de su paso por una determinada institución o una situación negativa vivida en un trabajo anterior, sino apuntar a lo bueno que se recogió de cada lugar y a lo bueno que traerá el ingreso en la Universidad a la que se envía la carta.
En caso de reflejar algún traspié, se debe hacer hincapié en cómo esa situación ayudó a fortalecer como persona al postulante.
También se deben respetar al pie de la letra las instrucciones en cuanto a la extensión de la carta. Si la Universidad solicita un ensayo de 500 palabras o menos, no se puede presentar uno de 1.000.
Como señalamos antes, el Comité de Selección recibe cientos de presentaciones y, aunque el caso lo amerite y el postulante sea una eminencia, la carta ni siquiera será leída.
Finalmente, un punto clave a tomar en cuenta son las características de la Universidad a la que se dirige la carta. Si es un centro educativo de artes o letras, de Economía o Historia… la carta debe identificarse con el espíritu de ese lugar y referir, aunque sea brevemente, cuáles fueron las características de la institución que motivaron a enviar la solicitud de ingreso.
Esto influye también en la selección del lenguaje a emplear: si es un curso de creatividad publicitaria, por ejemplo, el estilo será muy distinto a la carta que podría enviar quien desea estudiar Economía o Derecho.
El uso del lenguaje propio de cada profesión se verá en la carta y sumará puntos a la hora de la selección.